Porosidad Baja:
Es un pelo con dificultad para absorber agua, por tanto tarda en mojarse y cuesta hidratarlo. Es un cabello con la cutícula bastante sellada. Este tipo de pelo necesita calor cuando se aplica la mascarilla para favorecer la apertura de la cutícula y, con ello, la hidratación y nutrición del cabello. Con este tipo de pelo no conviene abusar del uso de aceites, se pueden sustituir por el uso de manteca de cacao y karité o aloe vera tanto en mascarillas como en geles de fijación (en el caso del aloe vera). Estos cabellos suelen sufrir más por las puntas, una cantidad muy pequeña de aceite de aguacate o almendras puede ayudar a mantenerlas selladas.
Porosidad Media:
Es un tipo de cabello que no necesita muchos cuidados, tiene una capacidad de absorción mayor que el cabello de porosidad baja y no pierde nutrientes o humedad con tanta facilidad como el cabello de porosidad alta, así que es ideal. Este tipo de porosidad suele estar asociada a un tipo de cabello sano, no es conveniente usar mascarilla con proteínas más de dos veces al mes, aunque dependerá de lo que tu pelo te pida.
Porosidad Alta:
Cabello con aspecto áspero y seco. Este cabello pierde humedad con facilidad, por eso suele lucir seco y tiende a romperse. Es imprescindible para los cabellos de esta porosidad mantener siempre hidratado el cabello con «leave in» (acondicionador sin aclarado), una crema o gel de definición y un aceite como sellador final del peinado, aunque todo es ir probando y dar con aquello que necesita tu pelo poco a poco.